Fotografía y recuerdos.



Tal vez otra de las formas de atesorar recuerdos es guardando como reliquias cada fotografía.

Jamás podré saber cómo fui de bebé, si era gorda o calva, ni cómo me llevaban al bautizo, ni cómo se veía mi vestido de primera comunión.

Tendré que guardar en mi cabeza la palabra hecha recuerdos de quienes aún conservan la memoria de aquellos días, tendré que echar una mirada al pasado en mi inconsciente y evocar los recuerdos de los cuales no hay evidencia alguna. 

Me consuela saber que la mujer de hoy posee dentro de ella a una niña bella y graciosa que no tiene fotografías, pero sí por el contrario el recuerdo de tierra entre sus uñas, raspaduras de rodillas, labios rotos, cabeza desportillada y la sonrisa más encantadora del mundo. 

Eso no me lo tiene que contar nadie y aunque las fotografías no son prueba de felicidad, tendré que resignarme a creer en la belleza y la ternura de la niña que hoy habita en mí.




Comentarios

  1. Astrid. No tengo dudas que de niña fuiste físicamente hermosa porque lo bello es bello desde el día uno. Igualmente debiste tener una infancia feliz porque trascendió hasta tu vida adulta. Ser la persona especial que transmite paz solo es producto de unos primeros años bien rodeada y muy querida. Que sigas siendo tu. Un abrazo 😊

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  2. De tu Twitter al blog, un refrescante momento.

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  3. Hola yo si creo,eras un hermoso bebé

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