¿Ya me olvidaste?





Distraída, cansada y tal vez un tanto soñolienta, escuchó sonar aquel raro timbrecillo que le anunciaba que él la estaba recordando y había decidido,  __sin motivo alguno__ escribirle de nuevo.

No sabía si era emoción o nostalgia, sintió que su corazón se paralizaba. No fue capaz de revisar el mensaje de inmediato y guardó silencio por un rato. Sentía las manos frías y no se creía capaz de leerlo. 

Cuando por fin se atrevió a hacerlo, él le preguntaba:
 ¿Ya me olvidaste?
Ella le respondió: No sé qué decir.
 
Por supuesto que no lo había olvidado y guardaba dentro de su pecho, la remota esperanza, que un día cualquiera, agobiado por los recuerdos y los fantasmas del pasado, decidiera saber qué había sido de su vida sin él.

Pero eso, él nunca lo sabrá.

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